domingo, 30 de mayo de 2010

DIPUTADO !QUÉ BOLAS!

EL DIPUTADO ¡QUÉ BOLAS!
¡Qué bolas! Ninguna otra cosa se puede exclamar y con signos de admiración, ante el caradurismo del diputadillo quien por traicionar a Chávez perdió su puesto en la Directiva de la Asamblea Nacional y le reclama ahora a la mayoría chavista que son intolerantes. ¡Qué bolas!
Según este espécimen político la traición ha de ser tolerada. Esa es la tabla de valores, la visión, la actitud y la manera de pensar de quienes han diseñado una política para la deslealtad, la zancadilla y la hipocresía. Es decir con los anti valores de la vieja política.
El antichavismo del diputado de marras y sus seguidores no es nada nuevo. Desde hace mucho tiempo venían incubando el odio y la amargura en sus vísceras pero mantenían hacia afuera una política oportunista de aparentar su respaldo al proceso revolucionario encabezado por Chávez. La desesperación electorera los precipitó hasta el punto de reventar la contradicción entre la mentira y la verdad. Se pusieron al descubierto con la táctica del papel atrapa mosca pegándose a cualquier bicho antichavista.
Los argumentos utilizados para defender el cargo directivo, del diputado calculador y traicionero en la Asamblea Nacional, son inconsistentes desde cualquier punto de vista pero lo más repugnante es el vacío ético de la reclamación. Estoy hablando de la ética revolucionaria en una línea de pensamiento como la de ex diputado Fabricio Ojeda. Pero eso es mucho pedir para estos traficantes del burocratismo. Si esta fuera gente de otra de otra madera, de otra naturaleza o de convicciones profundas, que no lo son, hubiesen por decencia política renunciado al cargo directivo simultáneamente con la adopción de su táctica electoral para enfrentar al PSUV. Perdieron la oportunidad de anunciar su paso a la oposición con hidalguía y en su lugar nos vienen con la cómica de la intolerancia del PSUV y de una cuerda de argumentos que rayan en la estupidez al hacernos creer que el diputadillo hubiera renunciado si se lo hubieran solicitado. Eso es tan ridículo como el decir de un borrachito a quien botan de una fiesta y se retira argumentando que de mejores reuniones lo han sacado. A falta de ética política y de hidalguía el lidercillo se queda en la defensa del burocratismo, del precedente institucional. Vaya que clase de revolucionarios estos fundadores del neoantichavismo.
Aquí lo que está planteado es una lucha entre titanes: Chávez con todo su poderío de apoyo popular cívico militar contra el no menos poderoso capitalismo, es decir la lucha de clases a un nivel superior. No hay otra alternativa. A éstos vividores de la política se los llevó quien los trajo.
Profesor Sergio Briceño García
sergiobricenog@yahoo.com

PARTIDO PARA TRAIDORES

PARTIDO PARA TRAIDORES
En la historia política de la humanidad no he tenido información de un hecho más insólito como el de la conversión de un minúsculo partido político de izquierda en una secta de odio para cultivar el reconcomio y albergar individualidades traidoras al líder máximo de un proceso. En eso derivó esa minusválida agrupación política otrora imbuida por ideales transformadores y conformada, en su etapa floreciente, por importantes cuadros revolucionarios. Sus escasos militantes, rezagados por la decantación operada en esa tolda, sumados a los avenidos a última hora por los delirios y las ambiciones electorales de la temporada, decidieron sustituir al carismático liderazgo nacional y continental de Chávez por la figurilla desaliñada, sin ningún poder de convocatoria ni liderazgo intelectual quien controla las riendas de ese partido carroñero, cuya única motivación es traicionar a Chávez.
Me atrevo a decir que este Partido Para Traidores es una nueva categoría política circunstancial, electorera y sin ninguna perspectiva. El concepto de esta nueva categoría partidista se refiere a lo inédito de un odio exacerbado y amargado, sin ninguna fundamentación y basado en el falseamiento de la verdad, para justificar la traición al líder máximo. Esta chávezfobia es la misma de la derecha pero estos opositores de nuevo cuño pretenden hacerle creer a los incautos que hay razones diferentes a las esgrimidas por la burguesía para aborrecer a Chávez.
Vienen de la izquierda y qué. Ahí está otro caimán del mismo pozo que transitó igual camino y terminó en Miraflores dándole un espaldarazo el 11 de abril a Carmona. Para muestra basta un botón. Y ese no es un botón cualquiera sino el caimán mayor que en su momento gozó de mucho más significación, para esa tendencia, que la hiena que hoy encabeza el Partido Para Traidores.
Todos los que ahora se rasgan las vestiduras, en el Partido Para Traidores, proclamaron y juraron alguna vez, a los cuatro vientos, su fidelidad al líder máximo. Esto es público y notorio. Veamos el camino de traición sin retorno que les espera: a) violación de la fidelidad debida, deslealtad: hacer traición a la fe jurada, b) delito que se comete sirviendo al enemigo, c) alta traición, delito contra la seguridad del Estado, y d) traición, alevosamente, faltando a la lealtad o confianza.
No existe ningún paralelismo histórico entre el líder de la revolución bolivariana, Hugo Chávez Frías y el líder que condujo al pueblo soviético, a la victoria contra el fascismo, José Stalin. El primero encabeza una revolución pacífica, participativa y democrática y Stalin fue el hombre de acero al frente de la dictadura del proletariado, constructor de la URSS y el gran héroe de la segunda guerra mundial. Los disidentes del chavismo, si no han incurrido en delitos comunes, gozan y abusan de sus derechos políticos hasta para conspirar y desestabilizar; en la URSS de Stalin la mejor suerte que les esperaba, a sus oponentes era Siberia y no precisamente de vacaciones.
Pero donde si hay un interesante paralelismo histórico es entre el antiestalinismo y el antichavismo engendrado en los separados de la revolución bolivariana con ínfulas de izquierdistas. Los movimientos cismáticos de los contrarios al líder histórico de la revolución rusa terminaron indefectiblemente, en sus respectivos países, sirviendo a los más acérrimos intereses antagónicos a las luchas de los pueblos por el socialismo y la liberación nacional. El MAS y sus dos figuras protagónicas, hoy fuera de esa tolda, Pompeyo Márques y Teodoro Petkoff son en Venezuela el paradigma del antiestalinismo que devino en anticomunismo.
A los movimientos desertores del chavismo les espera igual suerte que a los que abrazaron el antiestalinismo como excusa para cambiar la ideología socialista por el neoliberalismo. Sobre este fenómeno internacional de mutación ideológica hay investigaciones serias muy bien fundamentadas, con nombres y apellidos, donde se describe el salto de talanquera de conocidas figuras disidentes de la izquierda norteamericana de los años 30 y 40 que pasaron a formar parte de una corriente neoconservadora que alcanzó su máxima influencia en la Casa Blanca después del 11 de septiembre de 2001. Para comprender la gravedad del desaguisado hay que citar al autor de la investigación, Elíades Acosta Matos quien en la pg 278 de “El Apocalipsis según San George” nos dice: “Incubados en las batallas ideológicas que estremecieron a la izquierda y al movimiento comunista internacional, antes de la Segunda Guerra Mundial; frutos de la confusión y la decepción sufridas por muchos debido al impacto del stalinismo sobre la sociedad soviética y las luchas mundiales contra el capital; exponentes del oportunismo y la acción diversionista del enemigo de clases, que jamás escatimó dinero ni arte alguna de seducción para prevalecer durante los años de la Guerra Fría, los neoconservadores son el más preciado botín ideológico que la ideología burguesa e imperialista pueden mostrar para desmoralizar a sus actuales oponentes.” Y más adelante agrega el escritor: “Habiéndose formado dentro de la izquierda comunista o trostkysta, los fundadores del movimiento ( neoconservador) se pasaron al campo enemigo con armas, bagajes y las tácticas de lucha aprendidas a las que han seguido dando uso, cambiándoles apenas el signo y volviéndolas contra sus antiguos camaradas…”
En la conciencia de este grupo criollo reducido a un Partido Para Traidores
subyace lo propio cultural venezolano del caudillismo agravado por la frustración. No le perdonan a Chávez su condición de jefe máximo, ni que las mayorías populares lo idolatren y los perturba mentalmente el sentimiento de esperanza continental que se agiganta cada vez más a favor del líder de la revolución bolivariana. Porque en el fondo ellos, pobrecitos, están convencidos de ser más revolucionarios, más honestos, más inteligentes, más corajudos, más antiimperialistas, más humildes, más puros, más cultos, más consecuentes, mejores dirigentes, mejores militares y mejores políticos que el propio Chávez. El síndrome de la disociación psicótica se los tragó y perdieron la brújula. Quedarán seguramente todavía algunos pocos salvables en ese camino ciego al despeñadero que recapacitaran, a tiempo, para rendirle honor a su pasado. Eso esperamos con el mayor afecto y respeto.
Sea cual sea la causa, la motivación o la explicación la historia está llena de traidores, felones, renegados, desertores e innobles, en esa clasificación de la escoria humana se encuentran los asesinos del Mariscal Sucre , del General Ezequiel Zamora y del Libertador Simón Bolívar.

Profesor Sergio Briceño García
sergiobricenog@yahoo.com
padreamalivaca.blogspot.com